Una de cada cuatro niñas camerunesas es sometida
-generalmente por un integrante femenino de su familia- a la práctica de
"planchado" de sus pechos, con el fin de postergar lo más posible el inicio de la vida sexual de
la involucrada, ya sea consentida o no.
Evitar la "tentación" de los hombres y también los
embarazos no deseados son otras de las razones que justifican la tradición
originaria de Africa del Oeste y mayormente practicada en Camerún, donde cerca
del 24 por ciento de las mujeres debe atravesar por la experiencia.
La madre u otra mujer mayor pariente de la niña es la
encargada de imponer el proceso. Utilizan diversos objetos calientes, como
piedras, palos, objetos planos o, incluso, telas, para contener el desarrollo
de los pechos.
Niñas sin pecho en Camerún
Una de cada cuatro menores del país africano sufre el
'planchado' de los senos para disimular la pubertad y evitar violaciones y
embarazos
CHARO NOGUEIRA - Madrid - 12/09/2011
Publicado en El País
Piedras calientes sobre los senos que comienzan a apuntar. A
veces palos de majar el cereal, a veces otros objetos planos, pero siempre
ardiendo. Es el planchado de pechos que sufre una de cada cuatro niñas en
Camerún. Las madres u otras mujeres de la familia son las encargadas de
practicarlo con la creencia de que retrasa el crecimiento del pecho de sus
hijas y, por tanto, las aleja de las relaciones sexuales, consentidas o no, las
protege de las miradas libidinosas de los hombres y evita tal vez embarazos no
deseados.
Hay que apretar fuerte sobre esos pequeños senos que
comienzan a desarrollarse. Arriba y abajo, como se plancharía una prenda. Pero
es un cuerpecito infantil el que soporta el dolor de estos embates que dañan
los tejidos, causan heridas, abscesos, infecciones y, eventualmente, podrían
predisponen al cáncer. Día tras día, hasta obtener el resultado deseado. A
veces, el medio elegido es el vendaje con telas calientes. Suelen ser varios
meses de tortura. Se trata de una tradición antigua en algunas zonas de África
del Oeste y más conocida en el caso de Camerún, país que roza los 20 millones
de habitantes.
Esta forma de "mutilación femenina", como la
califica la agencia oficial de cooperación alemana GTZ, que ha tenido un papel
pionero en revelar esta práctica y luchar contra ella, la sufre al menos el 24%
de las mujeres en Camerún, según este organismo. A mayor precocidad, mayor
riesgo. "Cuanto antes empiece a desarrollarse el pecho, más posibilidades
de sufrir esta forma de mutilación. La mitad de las niñas cuyo pecho comienza a
desarrollarse antes de los nueve años sufren el planchado", afirmaba un
trabajo de GTZ de 2007.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, en un informe
sobre los derechos humanos en este país de África en 2010, se hace eco del
problema en parecidos términos y añade que esta práctica "provoca
quemaduras, deformidades y problemas psicológicos".
La agencia germana realizó en 2006 una amplia investigación
con encuestas a 5.700 mujeres de 10 a 82 años, que reveló también que la mitad
de las niñas cuyo pecho comenzó a crecer antes de los nueve años padecen esta
práctica, más frecuente en las ciudades que en el campo. El 53% de las chicas
de Duala, la mayor urbe del país, la han sufrido, según el estudio.
A menduo, el doloroso planchado no logra su objetivo
protector: muchas chicas se quedan embarazadas, lo que inmediatamente las
aparta de la escuela. Se casan o se convierten en madres solteras. Algunas
pueden intentar un aborto clandestino (solo está permitido en caso de violación
o si peligra la salud de la madre). En Camerún, tres de cada diez mujeres están
embarazadas o ya han tenido al menos un hijo al cumplir los 20 años, según GTZ,
y solo el 26% de las casadas utilizan métodos anticonceptivos.
La edad para contraer matrimonio está fijada en 15 años para
las mujeres, pero según el informe estadounidense, muchas familias casan a las
niñas a los 12. Este trabajo también señala el aumento de las violaciones,
cuyas víctimas tienen una edad media de 15 años.
Además de los embarazos tempranos, el sida es también una
amenaza en Camerún. La incidencia es alta. De cada 1.000 personas entre 15 y 49
años, 53 son seropositivas, según la Organización Mundial de la Salud. La
esperanza de vida en este país con un 40% de animistas, otro tanto de
cristianos y un 20% de musulmanes, es de 51 años.
Algunos expertos creen que tras la práctica del planchado
está el tabú de hablar de sexo con los hijos y que es por ahí por donde podría
venir parte de la solución. Precisamente esa es una de las vías que se han
puesto en marcha para intentar atajar esta costumbre. Las "tías" (tantines, en
el cariñoso diminutivo francés) de las pequeñas son las encargadas. No son de
la familia, sino que se trata de adolescentes que han sido madres sin desearlo
entre los 12 y los 18 años (algo que se estima que les ocurre al 21% de las
chicas).
Encuadradas en más de 250 asociaciones bajo la organización
paraguas Renata, unas 15.000 jóvenes han recibido formación para educar a los
adolescentes en salud reproductiva y sexual, incluida la prevención del sida.
Con el apoyo de la cooperación alemana, las tantines han puesto en
marcha en los medios de comunicación la campaña Digamos no al planchado de
senos.
En su web (www.tantines.org), las activistas explican con
claridad las causas que subyacen tras la sórdida práctica del planchado.
"La gente cree que los senos van a atraer a los hombres, que los senos van
a empujar a las niñas a tener relaciones sexuales precoces que pueden dejarlas
embarazadas, que las niñas pueden crecer normalmente y continuar sus estudios
después del planchado, que las niñas no tendrán vergüenza por tener ya
pechos", explican.
También abordan las consecuencias de una práctica "que
causa mucho dolor y puede destruir los senos completamente", causar un
fuerte trauma y provocar problemas fisiológicos.
De pueblo en pueblo, de barrio en barrio, predican contra
una práctica que abrasa la pubertad femenina y cuyo secreto se rompe poco a
poco.
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